La religión, también en los jóvenes
En ocasiones, el tema de la religión resulta algo complicado de entender, creer y hasta aceptarlo para algunas personas. De todas las religiones hay una que es la más atacada y criticada y que siempre está en la mira de de todos: la religión católica. Esto es algo que también ha provocado que las personas tengan una idea errónea de lo que esta religión imparte y enseña a nosotros sus fieles.
Pero hablaré en especial de la percepción que los jóvenes, sobre todo los ateos, tienen acerca de nosotros, los otros jóvenes que somos creyentes y devotos de esta religión.
En base a esto y a lo que siempre escucho de ellos, yo les digo que el asistir a la iglesia no te priva de tu vida social ni mucho menos de las obligaciones que tengas. Una característica que el catolicismo tiene es la libertad que les ofrece a sus fieles y que todos poseemos de escoger entre el bien y el mal, es decir, nos permite emplear nuestro criterio propio y nuestra inteligencia, y esto es algo que considero muy importante. Con esto hago referencia a que el catolicismo no te priva de tu diversión ni vida social, salir a bailar con los amigos, ir a fiestas, etc. Todo depende de conocer perfectamente bien los límites que tu fe pide y no llegar a los excesos. Pero todos sabemos que mucho depende del concepto que cada quién tenga de “diversión”. Aquí entra la responsabilidad, madurez y prudencia de cada uno de nosotros. Es por esto último que no comparto la idea de algunas personas que dicen que la religión te hace desconcentrarte y olvidarte de tu realidad al conferirle todo a un ser supremo, de ser así, la razón no nos serviría.
También les digo que el asistir a la iglesia no es única y exclusivamente para orar y “darnos golpes de pecho”, no, hay muchas otras actividades que hacemos y que son divertidas pero sobre todo constructivas para quienes las saben aprovechar.
Una de esas actividades son las llamadas “Misiones”, que, como su nombre lo dice, tienen el objetivo de cumplir con una misión, un objetivo muy específico. Por supuesto esta el evangelizar y predicar la palabra pero por otro lado también es que el joven aprenda a valorar todo lo que tiene: familia, salud, casa, escuela, ropa, etc. Hasta las cosas más pequeñas y cotidianas. Esto debido a que las comunidades que visitamos son pobres y muy humildes. Cuando tú conoces este ambiente tan distinto al que estamos acostumbrados los citadinos, es cuando realmente descubres y valoras las bendiciones que Dios te ha dado y esto mismo es lo que te motiva y da el impulso necesario para ayudar a esas personas que tienen tantas necesidades. Pero lo más lindo de esto es que, pese a todo, estas personas son alegres, solidarias y realmente humildes. Te das cuenta que vivir en la ciudad, en este ambiente tan atareado y problemático, realmente influye en nuestra actitud. Las personas de las comunidades a las que vamos, no les importa quitarse el pan de la boca para compartirlo con el otro, dar lo poco que tienen para beneficio de su prójimo, hoy en día, ¿quién hace eso de corazón como ellos?
Y son estas y muchas cosas más que si uno las percibe y las sabe valorar realmente se convierten en lecciones de vida, esas, que de practicarlas todos, el mundo no sería igual.
“La fe en acción es amor y el amor en acción es servicio.”
Madre Teresa de Calcuta
Madre Teresa de Calcuta
“Una fe: he aquí lo más necesario al hombre. Desgraciado el que no cree en nada.”
Víctor Hugo
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